martes, 18 de junio de 2019

Conocimiento científico. Ciclo básico y actores claves


Por: Azucena Martínez-Alfonso


El conocimiento, entendido como el conjunto de observaciones, experiencias, sensaciones, reflexiones, indagaciones y saberes que progresivamente le han permitido a la humanidad comprender el mundo, ha sido objeto de múltiples clasificaciones, una de ellas dependiendo del modo en que se adquiere. Se habla entonces de conocimiento sensible, vulgar o empírico (el que se obtiene por medio de los sentidos y la experiencia), filosófico (el resultante de la reflexión y la argumentación) y científico (producto de la investigación y análisis crítico de la realidad).

Este escrito está referido al conocimiento científico, esto es, al resultante de un proceso de investigación en el que a partir de un procedimiento sistemático (método) de observación, experimentación y análisis se obtienen resultados demostrables y verificables del fenómeno en estudio. El objetivo es visibilizar la triada de pasos que constituyen el ciclo básico de este tipo de conocimiento, y en especial la de los actores que lo producen y dinamizan, esto es: investigadores, autores y editores.

        Ciclo básico del conocimiento científico


Esquematizado con base en una de las características propias de este tipo de conocimiento, la de ser cíclico, de manera simplista el ciclo puede reducirse a la triada que se presenta en la figura 1.



Figura 1. Ciclo básico del conocimiento científico
Fuente: elaboración propia.

Si estos tres pasos pueden resultar suficientes, ¿dónde está, entonces, la complejidad del asunto?

Fundamentalmente en el hecho de que al ser producto de la investigación científica debe surtir un proceso que, además de exigir el cumplimiento de unos requisitos rigurosos en cada uno de los tres pasos —como se verá en próximos escritos—, implica un ejercicio de razonamiento y de toma de decisiones no pocas veces obstaculizado por situaciones tan inesperadas como: 1) la falta de consenso respecto a algunos conceptos y a la clasificación de los distintos tipos de investigación, por ejemplo; 2) la diversidad de teorías y métodos desde los cuales es posible abordar un problema; 3) la terminología especializada de la ciencia; y 4) la más preocupante de todas en palabras del premio Nobel de Medicina 1960, Peter Brian Medawar: “La mayoría de los hombres de ciencia no han recibido ninguna instrucción formal en el método científico, y (…) quienes parecen haberla recibido no muestran una superioridad sobre quienes no la recibieron” (citado por Franco Vera, 2012, p. 1).

        Actores claves del conocimiento científico


En cada uno de los pasos básicos expuestos en la figura 1 hay una parte humana que no solo dinamiza el ciclo virtuoso del conocimiento científico, sino que le imprime valor y garantiza el cumplimiento de los parámetros de ética, legalidad, transparencia, claridad, precisión y comunicabilidad, entre otros valores que le son propios (Bunge, 1958, pp. 11-12). Tales actores se muestran en la figura 2.


Figura 2. Actores claves del conocimiento científico
Fuente: elaboración propia.

Aquí también la cuestión se complica una vez se pasa a ver en detalle las características humanas, formativas, experienciales y de conocimiento específico que deben tener investigadores, autores y editores no solo para ejercer su actividad y función con calidad y profesionalismo, sino para contribuir eficazmente a hacer menos tortuoso el andar a quienes han optado por el camino de la ciencia.

En el caso de cada uno de estos tres actores, al saber propio del rol específico que desempeñen deben añadir: 1) lo relacionado con el buen uso del idioma, en general, y la escritura científica o académica, en particular; 2) la metodología exigida, de una parte, por cada área de la ciencia y, de otra, por el escenario o el medio donde se vaya a difundir, divulgar o comunicar el nuevo conocimiento; 3) los requisitos de la divulgación científica y, en especial, lo relativo al derecho de autor, entre otros temas, como se verá en próximas entregas.

Como se aprecia en la figura 3, el ciclo y los actores constituyen una unidad en orden al desarrollo y avance del conocimiento científico, aunque cada paso y cada tipo de actor tengan sus propias funciones, acciones y responsabilidades.



Figura 3.  Unidad funcional y operativa del conocimiento científico
Fuente: elaboración propia.


Referencias

Bunge, M. (2014). La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires: Siglo Veinte.
Franco Vera, L. (Marzo, 2012). Método científico. Actitudes del investigador. Trabajo presentado en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes de Medicina, Universitat Jaume I (UJI). Recuperado de https://www.ramcv.com/copia-de-anales-2013

Caquetá. Rastreo de una barbarie silenciada


La historia de violencia en el Caquetá, signada principalmente por el interés de distintos actores sobre la tierra y los recursos naturales, así como la violación sistemática de los derechos humanos a que históricamente se ha visto sometida su población ante la inoperancia, el encubrimiento o la represión por parte del Estado, son visibilizadas en esta publicación del Centro de Investigación y Educación Popular. Programa por la paz (Cinep/PPP, 2019), a partir de la contextualización de distintas situaciones y circunstancias (primera parte) y del barrido de 355 casos ocurridos entre 1988 y 2018 que pudieron ser registrados (segunda parte), pues muchos más quedaron en el anonimato por miedo a las represalias, por desplazamiento de las víctimas o porque sus voces fueron cruelmente silenciadas. 

La primera parte da cuenta de los procesos que fueron y continúan configurando esta historia de barbarie y de impunidad que comenzó hacia 1890 con los procesos extractivos del caucho, el exterminio de indígenas y el acaparamiento de tierras mediante la expropiación a pequeños colonos por parte de la Casa Arana, prosiguió con la presencia de fuerzas de distinto orden que con el argumento de la llamada “guerra anticomunista” por parte del Estado han tenido patente de corso para violar los derechos humanos sin mayores problemas, y continúa con las políticas extractivistas de propensión depredadora.    

La segunda parte documenta principalmente crímenes de Estado que van desde detenciones arbitrarias, tortura, desplazamiento y desapariciones hasta asesinatos y ejecuciones cometidas por hombres armados, paramilitares, policía y ejército, entre otros. De los datos expuestos cabe resaltar que en los 30 años que cubre la recopilación de testimonios (1988-2018) solo 1995 y 2001 no registran ningún caso, mientras que el período 2004-2008 suma 219 casos, la mayoría de ellos en total impunidad.  

En un país donde la denuncia de un ilícito puede conllevar la revictimización, por cuanto la propia Fiscalía en muchos casos no puede cumplir con la obligación de “velar por la protección de las víctimas, testigos e intervinientes en el proceso”, y la recopilación de datos además de riesgosa es bastante dispersa, resulta especialmente ilustrativa y reparadora la cronología de testimonios que presenta el Cinep/PPP en este Caso tipo.

Autores & Estilos le agradece el habernos confiado la corrección de estilo de la primera parte de esta publicación que puede consultada en el siguiente enlace: